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Columnistas

Miriam de la Torre
Miriam de la Torre

Sin el campo y la ganadería ¡la mesa está vacía!

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“Si el campo no produce, la ciudad no come”, “sin sector primario, la despensa servirá de armario”, “somos gestores del campo, no gestores de papeles” son algunas de las frases más escuchadas y que inundan las redes sociales durante estos días tan movidos que estamos viviendo a nivel nacional. El sector primario, ese al que muchos creen que solo pertenecen, perdonarme la expresión, “cuatro gatos”, han salido para demostrar al país entero que pueden paralizar autovías, carreteras y llenar las ciudades, demostrando una vez más que sin la base, la pirámide se cae. 

 

Como alguien que llega a casi conocer este asunto de primera mano gracias a que vengo de una familia que vive orgullosamente de la agricultura y la ganadería, y digo casi conocer porque me intereso menos por ello de lo que debería, tengo en estos días sentimientos encontrados. Por un lado, estoy de acuerdo con las reivindicaciones de la protesta, cansada de la asfixia que sufre el sector, cansada de todo el trabajo y esfuerzo que veo en casa y el poco beneficio que obtienen por más que hacen. Pero, ¿qué es lo que está ocurriendo realmente? Bien, durante estas últimas semanas los medios de comunicación hablan de la competencia desleal, las restricciones medioambientales y de la Política Agraria Común, más conocida como PAC.

 

A los agricultores cada vez les cuesta más producir debido al elevado coste de cada uno de los productos necesarios, así como de la propia maquinaria. La calidad y el esfuerzo se paga, pensaréis. ¿Cómo se va a pagar si luego en el mercado encontramos alimentos más baratos procedentes de países en los que la producción es más barata? Otra de las protestas es acerca de la cantidad de papeles, la burocracia, en un sector como este en el que hay que estar con las manos llenas de tierra, más que de papeles, sin contar con las dificultades que puede suponer esto para cada uno de los agricultores y ganaderos, a pesar de que nos encontramos en la era de la tecnología.

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Tractorada como protesta contra la crisis del sector y las políticas agrarias.

Por otro lado tenemos estos últimos días, en una marcha de hacerse sentir y ver, ganaderos y agricultores que han salido ellos mismos a las carreteras, sin sindicatos, porque este es otro motivo por el que algunos se quejan: las altas cuotas sindicales y el desamparo que sienten por su parte. El pasado martes no dejaba de ver las redes sociales llenas de apoyo a los agricultores, todos de acuerdo en una cosa: sin el campo y la ganadería, la mesa está vacía. Pero también videos de la propia manifestación, en los que en vez de reivindicar, daba la sensación que estaban tomándoselo como un día de festejo o una simple exhibición de tractores y banderas, periodistas que hacían preguntas y no sabían que responder, como si no supiesen por qué están ahí, quedando reflejados en algunos medios. Estos, aunque parece que son la gran parte porque lamentablemente son los que se hacen virales, no representan a los que verdaderamente denuncian la precariedad del sector y protestan contra la política agrícola europea, que son muchos más.

 

Pero al igual que ha ocurrido con la agricultura y la ganadería, ocurre en muchos otros ámbitos que ven la manifestación, como una forma de hacerse ver y notar y que, por desgracia, quedan en un historial de manifestaciones sin apenas resultados. Lamentablemente, vivimos en una sociedad en la que para que se tomen las medidas correctas, debe pasar algo lo suficientemente notable como para que “los de arriba” comiencen a moverse y los demás sepamos valorar como se merece todo lo que tenemos.